jueves, 21 de febrero de 2019

La guerra empieza aquí, acto del 21 de Febrero


Este 21 de febrero tuvimos ocasión de asistir al pase del audiovisual La guerra empieza aquí, con la presencia de su director, Joseba Sanz, y de Ignacio Robles.

Explicaron en el debate lo importante de conectar una campaña activa contra la fabricación y la venta de armas con la resistencia en Yemen, cuya población está siendo masacrada con las armas fabricadas aquí, resistencia de la que tuvimos un ejemplo en el documental, la que lleva a cabo Faten Al Osimi y su equipo en una escuela de niñas a las que procuran evitar las consecuencias de la guerra

No se puede disociar está masacre con la referida industria armamentística en nuestros suelos, hay que denunciar este negocio de la muerte y no ampararse en los puestos de trabajo, y mucho menos en los beneficios económicos, para mantener este tráfico de armas que está provocando la muerte a la población civil yemení, víctima de intereses estratégicos y comerciales que, muchas veces, rozan la legalidad. Al mismo tiempo hemos de combatir esta misma legalidad y esta política de la muerte que busca normalizar la guerra como instrumento del poder.

Entre el público estaban presentes varios miembros de la Comisión de Ongi Etorri Errefuxutuak contra el tráfico de armas –la comisión la guerra empieza aquí– que intervinieron recordando la necesidad de implicar a cada vez más sectores de la sociedad en el rechazo a la industria del armamento. Se vinculó este movimiento contra las armas con la iniciativa 5 de mayo que llevan a cabo tanto Ongi Etorri Errefuxutuak como la Caravana Abriendo Fronteras que busca la solidaridad entre los pueblos, cuya etapa de marzo la portará el movimiento feminista.

En el debate se hizo también hincapié en que este negocio de las armas trae aparejado de forma inequívoca la guerra, lo que conlleva como consecuencia un aumento de refugiados y de personas que se lanzan al Mediterráneo en condiciones que por desgracia conocemos bien, unas condiciones de riesgo que está convirtiendo este  mar en un verdadero cementerio. En este sentido, intervino Iñigo Mijangos, patrón del barco Aita Mari, que recordó que están varados sin la autorización para llevar a cabo la misión de apoyo a las miles de personas que intentan salvarse huyendo de la guerra y de la miseria.


El acto terminó recordando también la necesidad de apoyar la labor de Solidarios sin Fronteras, que sustenta la labor de Faten Al Osimi, cuya web añadimos aquí junto a la del proyecto Aita Mari.


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