Durango. 37/19
Elena Cardona
31 de
marzo de 1937. Caen bombas sobre las calles de Durango. El ruido atronador
sumerge a la población en el caos mientras el humo trae la noche en las
primeras horas del día. El calor es asfixiante y el silencio se impone
finalmente después de la destrucción. Tan solo se oye algún grito de dolor,
rabia, desesperación… se ve gente corriendo en busca de refugio y gente
paralizada por el horror. Cientos de personas fallecidas, víctimas de la
codicia, del odio, del afán de poder, de la intolerancia, de…
5 de mayo
de 2019. Caen las makilas sobre las tablas de la txalaparta, en un sonido
acompasado y armónico que se extiende por el aire en un día de sol y cielo
azul. La brisa fresca acaricia la piel, que se estremece al oír el irrintzi que
llama a la gente a ponerse en marcha. Son incontables las personas que van
andando, manos unidas, por las calles de Durango. Su silencio es levemente
amortiguado por la música de un violoncello que acompaña a la lectura de un
listado de nombres: Amadou, Fadwa, Stefan, Zahara… miles de seres humanos que
se quedaron en el camino, miles de vidas truncadas antes de tiempo. La cadena
humana se va fundiendo en un gran abrazo, muestra de afecto y de acogida a
quienes huyen de la codicia, del odio, del afán de poder, de la intolerancia,
de…
Tras el
abrazo suenan tambores y no puedo evitar acordarme de las últimas palabras que
se escuchan en el musical “Los miserables”:
“When the beating of
your heart
Echoes the beating of
the drums
There is a life about to
start
When tomorrow comes”
(Cuando el
latido de tu corazón
Suene a la
par que el sonido de los tambores
Hay una
vida a punto de empezar
Cuando
llegue mañana)
Ante la
codicia, el odio, el afán de poder, la intolerancia… hagamos posible que a
todos los seres humanos les llegue ese deseado mañana.
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